martes, 17 de junio de 2008

La propuesta del Polo



Estoy tan acostumbrado a ver en Colombia una izquierda poco propositiva dedicada únicamente a la crítica, que me sorprendió encontrarme en la web del Polo Democrático la propuesta completa de una nueva Constituyente hecha por su propia “comisión de notables” 

Desde el preámbulo del proyecto queda claro que el único fin del mismo es tratar de encontrar una salida al tema de la narcopolítica y de las irregularidad del Acto legislativo que permitió la reelección de Uribe. Para lograrlo hacen una análisis rápido sobre nuestra corrompida sociedad y proponen que las reformas se limiten a cuatro ámbitos, una reforma política, otra electoral, reparación de víctimas y persecución a las bases socio-económicas del narcotráfico y del paramilitarismo. Más adelante hacen una lista de los actores e intereses del proyecto paramilitar comenzando con el narcotráfico y terminando con los empresarios agroindustriales, los ganaderos, el capital financiero y la empresa privada para luego hacer una especie de equivalencia entre paramilitarismo y neoliberalismo. Ya en éste punto se necesita mucha cartilla mamerta para comprender el desarrollo de las ideas, pero seguimos a lo importante: el contenido de las reformas. 

Proponen entre otras demagogias que se controle el consumo de la droga por parte de los Estado Unidos, como si eso pudiera prohibirse desde nuestra carta constitucional, y que se reformule la política pública sobre el tráfico de drogas, reconociendo el fracaso de las anteriores políticas. Plantean someter al escrutinio judicial todo bien cuya inversión sea superior a los posibles con los salarios promedios mas altos y de un bloque de búsqueda de riquezas de origen ilícito. Contra el clientelismo proponen la meritocracia y la carrera administrativa a todos los niveles, la prohibición de contratación por parte del estado de servicios laborales y de la discrecionalidad de los nombramientos. En la reforma electoral hablan de instaurar el voto a los 16 años de edad y la financiación estatal total y exclusiva de las campañas. 

No puedo imaginar un Presidente o un Alcalde gobernando con gente que no conoce y teniéndole que rogar al personal que les hagan cada cosa, como actualmente ocurre con aquellos que están en carrera administrativa pues ellos saben que el gobernante se va y el empleado se queda. ¿Qué sentido político tendría un cargo donde estuvieran amarrados todos los puestos y las partidas? ¿Quién determina cuales son los meritos para ser ministro, viceministro o secretario de despacho? Esa propuesta es tan absurda como la que pretende controlar el consumo gringo de la droga o estrechar más el espacio del capital. En Colombia existen ya leyes que controlan todas las transacciones arriba de los diez mil dólares. Y es que lo queramos creer o no, cuando en las grandes ciudades del orbe un aparta estudio vale más de mil millones de pesos y hay noches de hotel que valen 25 mil dólares, diez mil dólares no es ni el fin de semana de un rico. Todos sabemos que el dinero ilegal se mueve es en tulas para comprar conciencias, vidas y armas.

En resumen el texto parece hecho por personas que no conocieran la legislación existente, que no hubieran detentado nunca el poder, ni conocieran una economía diferente a la de los salarios y las estrecheces. 

Me recuerda esa frase de Bateman impresa en la camiseta del Eme en épocas del diálogo nacional donde el carismático samario sentenciaba “en Colombia debemos hacer la revolución al ritmo de la cumbia y la tambora”. Finalmente nunca nos explicaron la frase y cuando los líderes sobrevivientes del Eme estuvieron sentados haciendo parte de la Asamblea del 91 propusieron cambios constitucionales de forma pero no de fondo. En pocas palabras, como en la propuesta del Polo, se quedaron en la cumbia y la tambora y se les olvidó la revolución.

Dario Ortiz R. 
El nuevo día, miércoles 18 de junio 2008


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