domingo, 6 de junio de 2010

El país que vota

El país que vota, y que elije los presidentes, el domingo pasado nos dio su opinión. Nos dijo que no le interesan las encuestas, ni los profesores, que no le interesa el cambio, ni los ganadores de los debates. Nos dijo claramente que no lo conmueven los falsos positivos, ni la corrupción, ni las chuzadas del DAS o los negocios de los hijos del presidente, ni las muchas columnas de opinión en contra del gobierno. Mostró que no le importan la compra de votos y que está feliz que los programas sociales del gobierno no se desarrollen en los departamentos más pobres sino en los más ricos.
El país que vota no le importa ver la destrucción de los recursos naturales, ni que se desperdicien los recursos públicos, no le tiene miedo al problema pensional, ni sufre con el problema de la salud.
El país que vota está contento con el rumbo del país, se siente seguro con las bases gringas y claramente está cansado de la palabra guerrilla y todo lo que suene a revolución e izquierda así sea democrática; no le interesan Venezuela, ni Ecuador, ni Bolivia, porque le saben a Chávez y los secuestrados bien pueden podrirse en la selva.
El país que vota, que es menos de la mitad del que puede votar sólo una tercera parte de los colombianos, tiene unas minorías que quisieran que cambiara todo lo anterior pero que ni sumadas llegan al porcentaje de las mayorías.
Esas minorías creen que únicamente votan por las mayorías los brutos y los corruptos, los que se dejan comprar su voto y los que esperan una mordida del próximo gobierno, los que algo han recibido durante los últimos ocho años y los que cambian su voto por cualquier cosa. Esas minorías creen que esa gran cantidad de votos de la mayoría es por incultura o ignorancia política. Pero no es cierto. Por las mayorías votan siempre cultos e incultos y representantes de todos los estratos sociales, mucha mayor diversidad de la que vota siempre por las minorías. Por las minorías parecen votar siempre los mismos aunque varias veces les haya tocado cambiar de color y camiseta: una efusiva clase media que nunca ha tenido presidente.
A las mayorías no les gustan los candidatos que saltan y corean como pastores protestantes, que tienen por discurso slogans en vez de programas así no digan las constantes mentiras de los políticos sobre el agro, el empleo, los impuestos y la riqueza. A las mayorías les gusta ser del equipo ganador y no les da temor equivocarse.
Pero el problema de Colombia, a mi juicio, no es del país que vota ni la discusión que deja. El problema no es de las mayorías que gobiernan siempre, ni de las minorías frustradas y siempre entusiastas. El problema es del medio país que no conocemos: del que no sabemos sus preferencias, ni sus gustos, del que no oímos sus dificultades ni sus opiniones, del que parece que no le importara nada. Ese medio país al que no le han puesto nunca el voto obligatorio no sea que un día escoja diferente y que hasta ahora ningún candidato ha logrado seducir.
Ese medio país que no vota nunca es el que nos tiene como estamos. Ese medio país que no elije pero deja elegir.

Darío Ortiz

jueves, 15 de abril de 2010

La primavera verde

No tienen falsos positivos, ni oscuros operativos militares que adjudicarles, ni estaban ayer defendiendo el Caguán y hoy negando toda vía diferente a la armada para resolver los conflictos. No pertenecen a un partido que eligió presidentes con dinero del narcotráfico o con el de los paramilitares. No les están haciendo campaña con el poder del presidente, ni representan ocho años de corrupción, asesinatos selectivos, espionaje, e informes económicos y sondeos de opinión amañados. No son de esa izquierda disfrazada de centro derecha que no se atreve a proponer una verdadera izquierda progresista, ni han sido perdonados o indultados por las decisiones de su pasado. Nadie puede decir que están siendo financiados con capital extranjero.

No son políticos de profesión y eso está claro pues de haberlo sido seguramente Sergio Fajardo no hubiera cometido tantos errores en las pasadas elecciones y el partido verde hubiera hecho muchas cosas diferentes a las pocas que hicieron para ayudar a elegir a su gente al congreso. No le deben su popularidad a un conglomerado económico al que tengan que pagarle favores en metálico durante el próximo gobierno. No se consideran Mesías, ni imprescindibles, y han sabido en el pasado aceptar sus errores.

Poco a poco, por la simple comparación que acabo de mencionar de las cosas que no son, han comenzado a convencer a una buena parte del país para que los considere una opción de poder. Un país que sabe que ellos han sido profesionales destacados, matemáticos y profesores que en la oportunidad que les dieron tuvieron cierto éxito como administradores de las grandes capitales colombianas. Agudos cobradores de impuestos y ahorradores del gasto que evidentemente se han inventado una forma más imaginativa de hacer política.

Antanas Mokus y su formula Sergio Fajardo con sus padrinos Lucho Garzón y Enrique Peñaloza aunque fueron contradictores políticos entendieron que la única salida que le queda a ésta violenta nación es la reconciliación y el control de los orgullos y los egos personales por el beneficio de todos.

Pero no están exentos de defectos y de críticas. Las frases que acompañaron el comunicado de prensa que selló la unión parece más un coctel de licores de un bar bogotano que un programa de gobierno, al igual que la mayoría de los planteamientos sobre los temas candentes del país. Ni siquiera tienen una postura clara y vertical sobre el necesario tema medioambiental que se supondría que estaría con el kit completo del partido verde. El discurso sobre la decencia es una muy débil variación de la renovación moral a la que llamaba Gaitán y como si todo eso fuera poco sus competidores políticos ya comenzaron a circular correos haciendo una suma agreste de todos los errores de las cuatro alcaldías sumadas: exceso de neoliberalismo, Don Berna, los Nule, las lozas y el monopolio del trasmilenio, Doña Juana, el negocito del chance y los negocios de los servicios públicos.

Evidentemente puede que hayan metido la pata pero no han cometido sus errores a punta de plomo. Antanas tiene Parkinson como los otros tienen lo que las gallinas ponen, pero esto no le impide pensar, ni su pasado le impide dormir. Por eso, por todo eso, puede que después de éste largo verano venga una Primavera Verde.

Publicado en el periódico El Nuevo Día, miércoles 14 de abril.

jueves, 25 de marzo de 2010

El Panóptico: novelón interminable

El día 13 de marzo en las páginas de éste diario nos contaron de las anomalías en las estructuras del panóptico, otro capítulo del novelón interminable en que se ha convertido la historia de esa obra. Un sainete absurdo que entre humor y lágrimas ha pasado de sueño a pesadilla para los ibaguereños.

El Panóptico es una papa caliente, un elefante blanco, otra avenida fantasma, en fin, es algo indescifrable al que nos indican que le van a agregar varias centenas de millones más que se sumarán a los 1600 que tienen guardados y que sabemos que no alcanzarán para terminarlo.

En dicho artículo nos cuentan de daños producidos por la maleza y el óxido así como la mala calidad de la madera. Nos dicen también que, no se cumplieron con las expectativas contractuales ni las del diseño propuesto. Pero hay muchas cosas más que el artículo no dice y que no sé si estén contenidas en el informe, pero que no se necesita ser científico de la Nasa para darse cuenta.

La obra se construyó de espaldas a la calle diez, una calle de singular importancia y con inmuebles de conservación histórica, logrando que, cuando finalmente podamos sortear el obstáculo de ese muro infame, nos encontremos con una vista interrumpida por muchos estorbos y sucios espejos de agua que nos lleva al Panóptico y otra, de camino despejado y libre que nos muestra los barrios marginales auto-construidos sobre los predios invadidos atrás del Panóptico. Absurdos que van a ser importantes para mostrar turísticamente nuestra ciudad como lo que realmente ha sido siempre: un lugar a espaldas del país y de la historia, una cárcel que los hampones con ayuda de gobiernos anteriores han vuelto un paraíso en ruinas y un lugar pobre donde a nuestros dirigentes nunca les han importado las viviendas de la gente.

Pero hay más…

Al interior del edificio no hay suficientes instalaciones eléctricas lo que obligará a gastarse una platica larga rompiendo muros y abriendo huecos para poderla empotrar. Y como si eso fuera poco no fue acondicionado antisísmicamente. Creo que todos recordamos lo que los terremotos hicieron en Haití a los edificios viejos como para tener que explicar éste punto fundamental. No me quiero ni imaginar un terremoto con ese edificio lleno de niños.

Pero lo que no saben ni los del informe es que le van meter adentro. Hablan de la autosostenibilidad cuando no hay una sola idea seria sobre su función futura. Se han gastado una millonada y se piensan gastar otra antes de tener una idea concreta sobre el contenido del edificio. Cuando la tengan, si es que algún día la tienen, van a tener que gastarse otro pedazote del presupuesto deshaciendo obras, metiendo cableado, cambiando de sitio muros o construyendo cosas para que se adapte al programa definitivo.

Así que invoco al menos común de los sentidos para que antes que se gasten un peso más, antes que pongan otro ladrillo, decidan para que va a servir el edificio y puedan de esa manera terminar ese engendro por dónde debió comenzar: por su definición de contenidos.

El Nuevo Día.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Apuntes electorales

Las conclusiones primarias de las elecciones del domingo son que triunfaron las maquinarias y los dos partidos cercanos al gobierno, que los electores no castigaron la parapolítica, que el Polo y Fajardo perdieron, que no se eligieron casi mujeres y que el sistema con registrador incluido es un fracaso.

Por supuesto que triunfaron las maquinarias pues son para eso. Triunfaron los partidos de gobierno porque si la gente como hemos visto cambia su voto por un mercadito o por escasos veinte mil pesitos, como lo vio hasta la OEA que nunca ve nada, es de esperarse que lo cambie por una vivienda de interés social o por un apoyo como madre cabeza de familia o por un cupo de colegio. Sumado claro al esfuerzo permanente de varios medios de comunicación y a los años que lleva el presidente ofreciendo plata y regañando políticos en los concejos comunales.

Lo de la parapolítica está claro que no afecta la votación, ni afectó en el PIN, ni en los parientes elegidos de presos del partido liberal y del partido de la U.

Contrario a lo que parece al Polo le fue muy bien, entendiendo que ha estado dividido, desordenado y que ha sido atacado y difamado permanentemente por el gobierno y sus partidarios. La sacó barata. Lo de Robledo es la demostración clara que él debía haber sido sobradamente el candidato presidencial aunque Gaviria nunca lo entendió así.

Tremendo lo de Fajardo que no aceptó alianzas pues su ego no le permitió sino adhesiones, no aceptó someterse a la consulta del partido verde ni ha hecho ningún programa político pues cree que todo lo va a ganar en imagen y ahí están los resultados: del ego no queda sino el fracaso.

Habiendo más mujeres que hombres en Colombia, cómo es posible que todavía se elijan de manera tan desproporcionada tan pocas mujeres al congreso. ¿Acaso los hombres sabemos tanto de las necesidades de las mujeres como para que las representemos siempre? ¿No será que no les estamos dando ni siquiera iguales accesos a la educación y todavía las subvaloramos?

Las demoras de la registraduría son imperdonables con las técnicas actuales. Pero lo que es más evidente es que han aumentado los que no quieren votar y, como se esperaba, casi millón y medio de personas se equivocaron con el tarjetón. Los errores del tarjetón equivalen a 16 senadores, y en el Tolima al menos a 2 representantes haciéndose cada vez más urgente la tecnificación del mismo y una reforma completa a ese enredado sistema electoral. Se hace necesario además que comencemos a pensar en el voto obligatorio para que entren a participar los millones de colombianos que nunca votan. El país merece saber que piensan ellos.

A todos los congresistas tolimenses elegidos, Robledo, Laserna, Santos, Yepes, Osorio, Cárdenas, Bocanegra, Martínez y Rodríguez mis felicitaciones. Cuando a partir de julio comiencen a ganar cuarenta veces el salario mínimo, esperamos que no se les olvide que sus compromisos no solamente son con sus patrocinadores sino con quienes votaron por ustedes. Que los intereses de su región y de su país ojalá primen siempre por encima de sus intereses personales ya que el relevo tolimense al congreso se debió en parte a que precisamente algunos de sus antecesores muchas veces no pensaron sino en ellos mismos.

El nuevo Día, miércoles 17 de marzo 2010

jueves, 11 de marzo de 2010

Cámara de gas

A pocos días de que elijamos a nuestros representantes a la Cámara por el próximo cuatrienio es muy poco lo que realmente conocemos de los cincuenta y cuatro candidatos tolimenses repartidos en nueve grupitos de a seis. Con excepción de unas pocas figuras sólidas o semi sólidas, algunas más conocidas por sus escándalos que por sus virtudes, el resto de los candidatos son una masa gaseosa difícil de definir, una suma de nombres que hasta hace pocos días eran desconocidos y que volverán a serlo al otro día de las elecciones.

Mientras que algunos candidatos tienen tapizadas las vías del departamento con sus vallas y las de su partido, con pautas permanentes en prensa y radio, con afiches en las paredes y grafitis en las rocas, a otros nos toca buscarlos en la registraduría para conocerles sus nombres aunque jamás les veremos sus caras ya que el cada vez más complicado mecanismo de elecciones llamado tarjetón ahora ni foto tiene.

Fuera de lo despedidor que es el sistema electoral para todos, las inseguridades que genera y los errores que promete, vamos a elegir nuestro futuro dentro de una lista de seres invisibles como un chance millonario donde marcamos por un lado la lotería y por otro el número ganador. El tarjetón es casi una tabla periódica llena de símbolos y de números donde nos toca marcar algo así como - grupo siete, elemento número 118- para darnos cuenta después, que votamos por un gas noble ( al menos no me salió un gas corrupto) de nombre Ununoctio de características desconocidas.

Por curiosidad, cultura general y por supuesto para poder escribir éstas líneas me tomé el trabajo de imprimir la lista de la Registraduría y de buscar a nuestros 54 candidatos en internet, pero muchos de ellos, como un conflicto kafkiano, solamente aparecen en dicha página de la Registraduría y en la noticia del día de su inscripción. De los que hay alguna noticia diferente son en su mayoría de aquellos que habiendo ejercido un cargo público son coleccionistas de procesos penales y disciplinarios por uso indebido de fondos públicos, parapolítica y demás. Desafortunadamente sólo unos pocos entre los que están Carlos Edward Osorio del partido de la U, Rosmery Martínez de Cambio Radical, Martha Lucia Perdomo del partido verde o Teofila Roa de Mira por citar algunos, han ejercido cargos públicos sin terminar empapelados, han podido estar cerca de las llamas sin quemarse.

De los nueve partidos inscritos, siete de las cuales tienen voto preferente y dos por listas, solamente Mira y el partido de la U tienen una plataforma digital lo suficientemente ágil para informar algo sobre sus candidatos aunque en algunos de los de la U de diferentes departamentos no sale ni la foto. En las páginas web de los otros partidos aparece únicamente la lista escueta de nombres y en la del Polo ni siquiera pude encontrar la lista de los candidatos tolimenses.

Pese a lo gaseosos, invisibles e indefinibles que son la mayoría de los candidatos y de la inequidad democrática que representa el inmenso flujo de dinero de unos contra la precariedad económica de los otros, está muy claro que tenemos mucho de dónde elegir; desde tránsfugas multicolores que estrenan partido como los del PIN o Pedro Pablo Trujillo o Pompilio Avendaño, al que debemos preguntarle de que partido amaneció hoy, hasta las listas de mujeres o candidatas indígenas. Estudiantes, amas de casa, activistas sociales y profesionales de todas las ramas quieren nuestros votos junto a abyectos hampones que más bien merecerían ser candidatos a la cámara de gas.

El Nuevo Día, miércoles 10 de marzo 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

Young-eun museum of contemporary art, Gwaung- Ju city, South Korea

17 Latin american artist of 7 countries at Young-eun museum of contemporary art. Gwaung-ju city, South Korea.

Exposición de Arte latinoamericano en el Museo Young-eun de Arte Contemporáneo en Gwaung-ju Corea con obras de 17 artistas de 7 países. Con la participación de los colombianos Fernando Botero, Hugo Zapata y Darío Ortiz.


In 2010, February, as a new sensation of art market comes, this exhibition is organised with great passion of Latin America's contemporary arts which can not be seen as usual. More than 100 pieces of art works by around 19 artist from Latin America such as Venezuela, Cuba, Panama, Ecuador, Uruguay, Colombia, Paraguay will be exhibited and represent Latin culture, history and passion which are melt in their work. With all those, this exhibition celebrates Gwang-Ju city's new start.

Until today, Latin American art has been underestimated by European critics. Also, the 20th century Latin American art has been recognized as an art trend derived from Modernism of Western Europe or has imitated the Modernism.


Since Spain conquered Mexico in the early 1500s, European thought that Latin America culture and people was heterogeneous and this idea leads them to think that Latin culture is not their own creation. Nevertheless, these days European accept that this multicultural feature is the one of the characters of Latin Art and start believing that Latin art has strong messages of vitality, creativity, passion and so on.

With all those ideas, this exhibition will touch the soul of Gwang-Ju citizen by introducing them to Latin America art works, which are very bright and show new senses of ideas and creative shapes.

Exhibition sponsored by

The Korean Museum Association, Gyeonggi Museum Association, Latin America & the Caribbean Association, Embassy of the Oriental Republic of Uruguay, Embassy of Venezuela, Gwang-Ju Branch of The Federation of Artistic & Cultural Organizations of Korea, Gwang-Ju Branch of Korean Fine Arts Association and Eastern Gyeonggi Broadcasting






jueves, 4 de marzo de 2010

Se acabó la farsa

En medio de alarmantes cifras de corrupción cada vez más altas y de una clara cultura mafiosa que cree que el dinero, el poder y las armas pueden comprar conciencias, vidas y leyes, me alegra el fallo de la Corte Constitucional que muestra que en este país de extremistas y dementes afortunadamente existen todavía académicos serios y algunos jueces para los que la ley no es un problema de amañados sondeos de opinión, ni sus conceptos son objeto de subastas, de lealtades a jefes políticos, ni de prebendas.

Pese al fallo de la corte no tengo la esperanza de que el país despierte para darse cuenta que no podemos seguir dejando que el presupuesto de la nación se gaste únicamente en enriquecer a los más ricos y en matar gente, pero la alternancia en el ejercicio del poder hace más sana cualquier democracia y si el país de todas maneras quiere seguir en la extrema derecha hay un ramillete de candidatos que están esperando ser elegidos.

Ahora los jueces deberán revisar el accionar de políticos, congresistas y altos funcionarios del estado quienes violaron flagrantemente la ley para imponernos de nuevo a Uribe, y a quienes con perfecto uso de razón volaron hasta 30 veces los topes de los aportes individuales para la financiación del referendo contra todo fundamento de una democracia participativa, porque de ese rebaño de honestos hacen parte banqueros, conocidas personas públicas, contratistas del estado y hasta una importante cadena de radio y televisión nacional.

Ante tanta alegría por la seguridad legal que ha dado la corte, la única tristeza que tengo es que el Referendo no haya sido derrotado en las urnas porque con el desempleo en aumento mientras los bancos ganan cada vez más, con el índice de pobreza y de indigencia modificado a machete por el gobierno y aun así creciendo día a día; con un paramilitarismo cada vez más vivo y una delincuencia organizada haciendo lo suyo; con el dinero del estado repartido inescrupulosamente a los partidarios del gobierno como el Agro ingreso seguro; con las concesiones mineras entregadas contra todo concepto ecológico y contra toda norma; con los negocios de los hijos del presidente en la sabana de Bogotá y los muchos carimaguas de éste gobierno; con los centenares de falsos positivos durante el mandato Uribe sin resolver y con tanto militar de su confianza implicado en masacres; y con los barbaros decretos de la emergencia social condenan a muerte a los enfermos sin plata, estoy seguro que el Referendo, y Uribe con él, perdían las elecciones.

De todas maneras para los que basados en el clientelismo del gobierno apoyaban las muertes selectivas, los falsos positivos y la gigantesca corrupción del estado anteponiendo la palabra seguridad a la palabra democracia, con el fallo de la Corte Constitucional simplemente se les acabó la farsa.

Darío Ortiz

El Nuvo Día, miércoles 3 de marzo 2010

martes, 2 de marzo de 2010

Los archienemigos

En algún lugar de América quedan dos territorios llamados Metrópolis y Ciudad Gótica escogidos para vivir por dos Súper hombres, llenos de súper poderes a quienes llamamos súper héroes. Uno de ellos tuvo formación de comando en su oscuro pasado y hasta estuvo preso, el otro cayó a una finca donde se crió manejando tractor y montando a caballo sin olvidar jamás que vino de un planeta donde los civiles son guardianes de la ley.

Por supuesto estoy hablando de Batman y Superman quienes con sus propias manos son capaces de pegarle en la cara a todo aquel que desafíe sus súper poderes.

Ambos son súper ricos porque mientras Superman tiene una mina de diamantes en el ártico y además saca oro o petróleo del subsuelo cuando quiere, Batman es dueño de una multinacional que entre otras cosas vende armas para los ejércitos del mundo y maneja acciones en miles de empresas y negocios de finca raíz. Sin embargo ninguno de los dos utiliza su dinero en beneficio de los más necesitados cuyo drama social es el origen de la mayoría de los problemas de Metrópolis y Ciudad Gótica. Los problemas cuando son visibles prefieren resolverlos a puños y a patadas.

Desde la llegada de los dos Súper hombres a sus respectivas ciudades los anónimos mafiositos de barrio, los ladrones de tienda y los asaltantes de transportes bancarios quedaron relegados frente a enemigos de valía pues todo súper héroe necesita súper enemigos a quienes llaman afectuosamente los archienemigos.

Las otrora aburridas tardes de Metrópolis y Ciudad Gótica ahora esperan invasiones extranjeras o extra terrestres, las bandas delincuenciales ahora las dirigen los archienemigos, como alias “El Pingüino”, “El Guasón” o el propio Lex Luthor, el antiguo íntimo amigo de Superman cuando era campesino. Archienemigos con los cuales los Súper no tienen problema en aliarse para derrotar a enemigos superiores.

De vez en cuando éste par de fenómenos se reúnen con otros súper héroes de otras regiones del mundo en el Salón de la Justicia donde demuestran que son amiguísimos y que trabajan unidos contra otros archienemigos o si su popularidad no está muy buena pelean entre ellos en reuniones privadas que luego todo el mundo conoce para vender más comics. Pues el objetivo último de sus creadores es el Rating de sintonía que los mantiene en el mercado y que los hace reelegir como los más súper de los súper.

Es pura coincidencia si el lector cree que hablo de Uribe y Chávez quienes para ser reelegidos y no perder sus Súper Poderes, después de decir el uno que ya ha derrotado a sus archienemigos Farc y Mancusso, y a Bush y a la pobreza el otro, tal vez no les queda más que convertir en archienemigo a su vecino y aliado comercial.

Aunque todos sabemos que la vida en Ciudad Gótica y en Metrópolis sería mucho más agradable y más segura sin la presencia de estos dos súper héroes y de algunos de sus archienemigos.

El Nuevo Día, febrero 24 de 2010

Quién manda aquí

La jerarquía es la base de la mayoría de las organizaciones humanas. Desde la administración de un edificio hasta la Iglesia católica, pasando por el gobierno de los estados, las empresas privadas y por supuesto las fuerzas de seguridad en todo el mundo, basan su eficacia en el accionar de su estructura jerárquica.

Lo primero que aprende un trabajador de una compañía, un empleado de una alcaldía o de una gobernación, o un soldado raso cualquiera es a obedecer; a cumplir órdenes por absurdas que sean. El discernimiento viene después. Como reza un viejo dicho popular “las ordenes se cumplen o la milicia se acaba”.

Por supuesto muchos empleados se hacen tan participes de sus obligaciones que terminan ejerciendo un poder tiránico sobre sus deberes. Los celadores se creen propietarios de los edificios, los mayordomos de fincas son mayordueños y los policías de barrio se sienten la corte suprema. Sea como fuere, desde la secretaria del gerente, el cajero del banco, el cobrador de impuestos, el oficial del ejército o el celador y el mayordomo de la finca hacen lo que les ordenan sus superiores y trabajan dentro de sus funciones, o se van.

Como las órdenes son verticales dentro de toda jerarquía las responsabilidades también lo son. Nadie se imagina que un gerente de banco cualquiera viaje a abrir una sucursal a Japón sin que lo sepan sus superiores, ni que un batallón norteamericano invada Singapur sin que lo sepa el presidente de los Estados Unidos.

La muerte de Reyes en Ecuador, la captura de Granda en Venezuela o la extradición de algún jefe paramilitar son órdenes cumplidas por una clara cadena de mando que nadie pone en duda. Sin embargo ciertos hechos oscuros de nuestra sociedad aparecen como ruedas sueltas. Complejos operativos que involucran muchas personas y mucho dinero de pronto quieren que pensemos que son iniciativas privadas, como si el gerente de Banco quisiera únicamente aprender japonés o el comandante militar tomarse un café en Singapur.

La historia reciente de nuestro país está llena de actos delictivos en los que han participado fuerzas de seguridad del estado, ejército, policía o DAS, que siempre se quedan como ruedas sueltas dentro de las cadenas de mando y las responsabilidades penales y políticas de sus superiores. Hombres férreamente entrenados para que cumplan órdenes de pronto utilizan recursos del estado por iniciativa propia para hacer complejos actos delincuenciales que en la mayoría de los casos benefician a sus superiores. La larga lista de éstos hechos incluye homicidios de importantes personas públicas o de seres anónimos, consecución ilegal de pruebas o desaparición conveniente de las mismas, labores de intimidación y asocio con paramilitares. Desde la elaboración de la lista de personas que el DAS, organismo que depende directamente del presidente de la república, debía grabar ilegalmente, a la masacre en Apartadó del 2005, que involucra al laureado general retirado Mario Montoya, pasando por los crímenes de Álvaro Gómez, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo o Carlos Pizarro en el que ahora están cada vez más involucrados los ex directores del DAS, debíamos preguntarnos quién los ordenó realmente, preguntarnos quién ha mandado aquí. Pues no es lo mismo el crimen de un joven cualquiera dizque para conseguir un ascenso, al asesinato selectivo de un competidor político, un activista sindical o un testigo contra un superior.

Demasiadas víctimas le han costado al país esos crímenes de estado y muchos miles de millones de pesos al erario público los procesos que el gobierno ha perdido sobre esos temas.

Si los militares de los falsos positivos y las masacres, o los agentes y directores del DAS de los asesinatos de políticos y las chuzadas, parecen actuar como los mayordueños del país, debíamos preguntarnos quién manda aquí hoy; pues si bien en el pasado podríamos argumentar que alguno de nuestros presidentes era un ser anodino sin carácter, no podemos decir lo mismo de Álvaro Uribe, cuyo carácter férreo, su voluntad de mando y su experiencia de hacendado no permitiría jamás que sus tierras tuvieran ningún mayordueño.

El Nuevo Día, 17 de febrero 2010

Bicentenario

“En la ciudad de Santafé, a veinte de julio de mil ochocientos diez, y hora de las seis de la tarde…” son las palabras iniciales del acta del cabildo extraordinario que cumple doscientos años y que aunque en aquella acta se reconoce que el pueblo abdica sus derechos ante la figura “augusta” de Fernando VII, nos permite hablar hoy de bicentenario de la independencia.

Bicentenario que se ha comenzado a celebrar el año pasado salvando el hecho que algunos autores nacionales e internacionales consideran que la primera proclamación real de independencia de España y de su monarca fue la proclamada por Cartagena el 11 de noviembre de 1811 y no el cabildo de Santafe, como de Méjico fue el acta de Morelos en 1813 y no las batallas del cura Hidalgo en 1810 gritando vivas a Fernando VII; o como de Ecuador fue la independencia de Guayaquil en 1820 y no el cabildo de Quito de 1809, y así sucesivamente en los diferentes países de América.

Por supuesto en plata blanca la independencia la empezaron a ejercer éstos pueblos de manera real después de las gestas de Bolívar, San Martín, Iturbide y los otros próceres que derrotaron a los ejércitos españoles de reconquista de 1819 a 1826 aproximadamente y que rompieron de manera efectiva todo vinculo de vasallaje con la monarquía española. De todas maneras sea cual fuere la fecha que propongan los historiadores el consenso general es que éste año es nuestro bicentenario y en asuntos de independencia dicen esas actas que el pueblo es soberano.

Y mientras que la mayoría de los países de América se preparan a vestirse de pasado para sacar pecho con la celebración, desempolvando imágenes de la expedición botánica, retratos de próceres, proclamas de Bolívar o cartas de Nariño, el extraordinario embajador español del bicentenario Don Felipe González el conocido ex mandatario del PSOE propone dejar de mirar al pasado y aprovechar la coyuntura nacionalista para mirar al futuro, hablando de integración regional, económica y comercial, y tomando como ejemplo a India, China e inclusive al mismo Brasil que le han sabido sacar enorme provecho a la globalización.

Creo que no estaría mal seguir el consejo de don Felipe porque una mirada rápida al pasado de estos doscientos años solamente nos deja el espectro de unas guerras continuas con apenas unos intermitentes momentos de paz; una sociedad fragmentada y profundamente dividida, un sector dominante al que solamente le faltan títulos nobiliarios para gobernar “por la gracia de Dios”, unos recursos naturales regalados y arrasados desde que Bolívar tuvo que pagar a Inglaterra sus guerras de independencia con minas de oro; un desarrollo intelectual doblegado al pensamiento extranjero aún en contra de nuestras propias necesidades y un afán casi enfermizo de estar dependiendo siempre de otras potencias entre otros imperdonables errores históricos que desdicen el enorme esfuerzo de nuestros próceres y el sacrificio de nuestros mártires.

Solamente nos queda entonces mirar al futuro para tratar de completar nuestra independencia ideológica, económica, social y política y hacer de éste pedazo de tierra un sitio apto para todos.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Una historia haitiana...

Un terremoto con 150.000 víctimas hizo que el mundo se acordara de Haití. Se acordara que queda en La Española, una isla que descubrió Colón en su viaje a América, que su vecino es República Dominicana un paraíso turístico, que es el pueblo más pobre del mundo y que aún así varias potencias lo han invadido para quitarles algo que los Haitianos deben tener y que aún no han descubierto. El mundo se acordó que mientras Inglaterra, Francia, Holanda y otras naciones civilizadas consideraban, amparados hasta en la Biblia, que la esclavitud era buena y necesaria para la civilización, los alevosos mulatos y negros de Haití fueron los primeros en abolirla. Se acordaron que la libertad americana se financió en parte con el dinero de esos negros.

Se acordaron que un incendio legendario quemó para siempre de manera irreparable buena parte de su capa vegetal y que sus escuálidas tropas derrotaron al pretensioso ejército del entonces invicto Napoleón Bonaparte.

Se acordaron, en síntesis, que ese olvidado y expoliado pueblo muerto de hambre, lleno de negros que hablan francés y creole, que tienen una religión propia mezcla de Roma y de África, queda allí no más en la mitad del Caribe. Sus vecinos de Norte América se acordaron de pronto que los pisos de Manhattan están limpios gracias a los haitianos que allí viven y que el jugo de naranja que se toman todas las mañanas lo cosechan y procesan los miles de haitianos de la Florida que incluso tienen un barrio de Miami que se llama “La pequeña Haití” pero que se han negado siempre a hacerles una política seria de inmigración. Se acordaron que llevan doscientos años tratando de invadir ese impronunciable paisito llamado por ellos Jeiri pero que esos desordenados negros los han hecho salir del país.

El mundo se acuerda ahora de Haití y como soy parte del mundo también tengo algo que recordar ahora. Algo había guardado en aquella enciclopedia personal de datos inútiles: Haití es el paraíso del maravilloso arte naif.

El arte naif, del francés “ingenuo”, surgió como concepto en los pinceles de un pequeño grupo de artistas franceses del siglo XIX siendo el más conocido de ellos Henri “el aduanero” Rousseau. Esa pintura caracterizada por su ingenua espontaneidad, mezcla de intuición, colores fuertes y autodidactismo que se desprende de toda teoría y academicismo es la fuente primaria de la gran mayoría de los movimientos artísticos del siglo veinte. Sin entender el naif, Picasso, Matisse y hasta Botero no tendrían sentido.

A mediados de los años veinte la familia Nader llegó a Haití huyendo del Líbano y sus problemas políticos y religiosos. Estableció sus negocios en la isla y en la década de los cincuenta George Nader descubrió que el incipiente turismo buscaba como suvenir el arte naif que se hacía en todas partes, pues allí abunda el talento, sobra el tiempo y cualquiera cambia un cuadro por un plato de comida. Contactó pintores, les dio materiales y creó un negocio que lo hizo multimillonario. Pagados a uno, dos y hasta cinco y diez dólares compró y compró ese arte naif lleno de felicidad que terminó vendiendo en América y Europa hasta que lo cotizó en miles de dólares y lo puso de moda en el mundo.

Con su fortuna construyó una casa de treintaicinco habitaciones, la lleno con 12.000 obras de arte haitiano, la volvió un museo en agradecimiento al innato talento local y el día que el mundo se acordó que Haití quedaba en la mitad del Caribe en pocos segundos vio como toda su colección, una pierna y una gran parte de su fortuna quedaban sepultadas bajo las ruinas de su museo.

No sé cuántos de esos pintores naif murieron en la tragedia ni si les queden ganas de pintar como siempre temas alegres en el anonimato, mucho menos ahora que el mundo se acordó de Haití y que para recordárselos llegan veinte mil soldados del premio nobel de paz a poner orden.

Darío Ortiz

Tiro de gracia

El complejo ejercicio de la medicina en Colombia ha logrado que por ésta época muchos médicos recién graduados estén preparando sus exámenes para poder especializarse o ejercer su profesión dignamente en otros países. Las mejores condiciones del ejercicio de la medicina en Europa, en Norteamérica e incluso en algunos países latinos están promocionando un éxodo que seguramente se agravará con los recién sancionados Decretos de la “Emergencia Social” que incluyen grandes trabas para acceder a especialistas y una fuerte restricción al ejercicio profesional al limitar las posibilidades del médico de recetar medicamentos, tratamientos, exámenes y procedimientos.

Especializaciones pagadas en vez de cobradas como en Colombia, ingresos acorde con las responsabilidades y exigencias académicas de la que es la más larga de las carreras, en vez de las inhóspitas tarifas de la medicina preparada que obliga a ver mediocremente centenares de pacientes al mes son ya de por sí motivación excelente para que muchos jóvenes traten de probar fortuna en otras partes.

Mientras que los expertos en el tema esperaban una profunda reforma a la Ley 100, el gobierno, y tal vez porque el actual presidente fue el ponente de dicha ley en 1993, prefirió hacer casi dos decenas de cuestionados y cuestionables decretos que al parecer van a complicar un poco más si se puede el tema de la salud en Colombia.

Aparte del empeoramiento del ejercicio de la medicina lo que queda de manifiesto en esos decretos es que la atención médica será de quien sea capaz de pagarlas como lo es en Colombia la educación, la comida, la tierra, la vivienda etc. Nadie, ni el estado, ni las aseguradoras querían asumir la responsabilidad de las enfermedades costosas o catastróficas y el gobierno, protegiéndose y protegiendo el negocio de las EPS, lo ha definido claramente: las paga la víctima o su familia que quedará con las deudas al morir el enfermo.

Como era hace unas décadas las enfermedades catastróficas dejarán a las familias en la calle y si el paciente se salva quedará sin pensión ni cesantía. ¡Vaya decretos que hasta nuevos impuestos proponen! Cuando parte de la culpa del déficit fiscal lo tiene aquella ley 100 que su autor se negó a cambiar.

Al pensar en éstos temas de los enfermos pagando sus tratamientos hay que recordar el afán que tiene el gobierno que Estado Unidos le apruebe el TLC donde se protege a los laboratorios americanos de las baratas y nacionales drogas genéricas lo que haría incluso un poco más onerosa, si se puede, el costo de la enfermedades.

Probablemente los decretos, además de la excusa del déficit fiscal, ocultan de pronto realidades de fondo como el aumento de los casos de sida y de cáncer que de seguir creciendo en el mismo ritmo se volverían impagables en cualquier sistema y cuya culpa no pocos conocedores argumentan que se debe a falta de prevención estatal.

Ya que el evidente retroceso jurídico que esos decretos anti tutela conllevan solamente es comparable con la iniciativa de cadena perpetua para los violadores, tal vez ahora sea el momento de empezar a reunir firmas para hacer una iniciativa constitucional que nos permita aplicarnos una eutanasia inmediatamente nos confirmen el diagnostico de una enfermedad catastrófica y antes de arruinarnos y arruinar a los deudos en beneficio del sistema, o para que el gobierno nos colabore con darnos un económico tiro de gracia como el que le acaban de dar a nuestro ya precario sistema de salud.

Darío Ortiz

Respuesta a un columnista



Carta enviada por Juan Mario Laserna a proposito de la columna "Los buitres del Tolima" publicada en El Nuevo Día



Señor Director



Por medio de la presente me permito referirme y responder, en lo que a mí concierne, al artículo de opinión del señor Darío Ortiz llamado “Los Buitres del Tolima”, aparecido en su prestigioso diario en la edición de hoy 20 de enero del 2010.


En primer lugar quiero referirme a la acusación de no haber ayudado a mi hermana Julia Laserna siendo ella directora del Museo de Arte del Tolima. Precisamente por ser ella directora del Museo yo, al ser funcionario público, estaba inhabilitado para ayudar en tan excelentísimo esfuerzo. Justamente uno de los principios básicos del derecho administrativo, y prohibición de orden constitucional, es el de impedir y limitar a los servidores públicos influencias, apoyos y transacciones cuándo existe consanguinidad. Esto se llama nepotismo y en respeto a dicha norma me abstuve de cualquier influencia en dicha gestión.


En segundo lugar, y en lo que se refiere a mi vinculación con el Tolima, quiero decir que la primera vez que empecé a trabajar en mi departamento fue manejando una ganadería en el año 1986, hace 24 años. Después de eso he sembrado solo y en compañía algodón, sorgo, arroz y maíz y hace tres años adelanto un proyecto de siembra de uva y producción de vino tropical pues me atrae que requiere mano de obra intensiva.


También fui el inversionista de riesgo del Centro de Logística del Tolima, en Buenos Aires. Y decidí tomar este riesgo, dado mi alto e indeclinable compromiso con el departamento, cuándo el país enfrentaba una de sus peores recesiones. Hoy, Dios mediante, va a ser el mayor generador de empleo de la ciudad en los últimos 20 años.


Como viceministro de Hacienda, encargado del sector descentralizado por Juan Camilo Restrepo, trabajé en conjunto con la doctora Ana Lucía Villa de la DAF, en la restructuración financiera de Ibagué y varios municipios del Tolima que estaban quebrados. Desde entonces en ese programa se han reestructurado doce municipios del departamento. También en dicho cargo trabajé con muchos alcaldes en muchos proyectos de desarrollo para el Tolima.


Usted tiene razón en decir que uno hace un llamado a sus orígenes y a su trayectoria al presentar su nombre al elector primario. Quiero representar al Tolima porque me siento profundamente y orgullosamente Tolimense. Es irónico, pero hace 40 años mí papá, con el mismo sentimiento de amor y entrega a su departamento, se presentó como candidato al Senado y fue atacado con argumentos similares, que por provenir de una familia de empresarios, no le iba a responder al pueblo y a las comunidades.
Hoy 40 años después, los que representaban a los “patilimpios” y que ganaron esas elecciones, no tienen inversiones significativas en el Tolima, mientras mi familia, que lleva más de 100 años en el departamento, sigue liderando en forma honesta, comprometida y decidida varios procesos productivos y de generación de empleo.


Yo sé que el señor Ortiz no tiene por qué saber estas cosas pues son casi de índole personal. Pero le agradecería que tenga en cuenta estos argumentos ya que de resultas de su columna algún comentarista en la edición digital invita a votar en blanco. Esto es invitar a que el Tolima siga acéfalo y sin un liderazgo comprometido con la región, y me parece injusto y desacertado con quienes venimos haciendo un trabajo serio y con proyección hacia el futuro, y que creemos en un Tolima fuente de desarrollo, empleo y progreso,


Del señor Director muy atentamente,



Juan Mario Laserna




Respuesta a la carta de Juan Mario Laserna publicada también en el Nuevo Día



Sobre la historia del Museo y la falta de apoyo a su hermana Julia, creo que nada tenía que ver que fuera en aquella época un funcionario público porque nunca esperamos de él nada ilegal, más bien es una ejemplo de que en la misma medida habrá muchos momentos cuando vuelva a ser funcionario que el Tolima necesitará su apoyo y que se amparará en argumentos similares para no darlo. En la política y en el poder una palabra basta para que las cosas fluyan. A diferencia de su Padre, ni un consejo, ni una luz nos dio en aquellas horas aciagas, ni siquiera aportó nada de su propio peculio si es que altas leyes constitucionales impedían coger un teléfono o dar una recomendación o una palmadita en la espalda. Del nepotismo a la generosidad hay un océano de distancia.


Por supuesto no conocía algunos de los pormenores de sus negocios personales. Aunque estoy seguro que en todos ellos espera tener jugosas ganancias ya que me permito dudar de que exponga su dinero únicamente por su altruista afán de dar trabajo. De todas formas creo que hacer negocios en el Tolima no lo hace conocedor de la problemática social del departamento.


Por supuesto no me interesa convertir mis opiniones un problema personal y mañana, como es apenas lógico, el artículo que escribí habrá envejecido tan rápido como una mariposa. Las palabras serán olvidadas por los lectores y darán paso a otras nuevas palabras sobre otros temas. Mientras eso ocurre llegará el momento en que Juan Mario Laserna podrá posiblemente demostrar con hechos en el senado lo que ahora solamente son palabras de candidato y que ojalá nos permitan decir con orgullo que a Juan Mario le fue bien porque al Tolima le fue mejor.


En artículos como ese lo que más quisiera como columnista es estar equivocado y que en los próximos años la pirinola política caiga en “todos ponen” en vez del habitual “todos sacan” que ya tiene al Tolima triste, famélico y cada vez menos importante en el contexto nacional.


D.

Los buitres del Tolima

La representación tolimense al senado de la república es un cadáver insepulto. Un cuerpo informe de míticas figuras en proceso de descomposición o más bien, en proceso de extinción gracias a sus muchos procesos penales.

Luego de la debacle que eso ha significado para el Tolima, luego de ese imperdonable error histórico, se pensó de manera optimista que las circunstancias iban a permitir un necesario relevo generacional o el nacimiento de un nuevo liderazgo regional que cambiara para siempre la manera como se hace política en el Tolima. Pero nada de eso a sucedido.

Y mientras Mauricio Jaramillo y Luís Humberto Gómez Gallo cansados de darse madera en el congreso en detrimento del Tolima ahora sueñan con enfrentarse en la candidatura por la gobernación: manadas de buitres jóvenes y viejos tratan de acabar con los restos del cadáver insepulto de nuestra representación al congreso. Viniendo de departamentos vecinos o lejanos sobrevuelan nuestro huérfano cuerpo electoral tratando de arrancar hasta el último jirón de votos que puedan encontrar sobre nuestro suelo para luego retornar a las lejanas alturas donde viven y donde esperan eructárselos a sus crías.

Viejos senadores (porque no quiero ofenderlos llamándolos buitres) como Camilo Sánchez del partido liberal, Hernán Andrade conservador o Manuel Virquez de Mira, que aunque han obtenido nuestros votos nunca han movido un dedo por el Tolima, se disputan el vacío de liderazgo regional con viejos políticos como Carlos Romero del Polo, Leonor Serrano de Cambio Radical o viejos periodistas como Edgar Artunduaga junto a nuevos tolimenses que acaban de acordarse que tienen ancestros pijaos que justifiquen el expolio como Juan Mario Laserna del partido conservador o el ex ministro Juan Lozano del partido de la U.

Hasta Camilo Romero de un grupo llamado “vamos independientes al senado” está tratando de pescar en éste río revuelto.

Tiemblo de solo pensar en las cifras de vivienda de interés social que el neo-tolimense Juan Lozano le dio al Tolima en su ministerio en comparación con otras regiones del país o de los anti-ecológicos permisos de explotación minera que otorgó en nuestro suelo sin importarle un pito nuestro intoxicado futuro. Tiemblo de recordar la poca ayuda que Juan Mario le dio a su hermana Julia Laserna cuando se estrenaba como directora del Museo de Arte del Tolima y no había ni con qué pagar los servicios mientras él disfrutaba puestos de inmenso poder económico.

Tiemblo por todos ellos, que sin importar que los logros de sus gestiones anteriores hayan sido pirricos para la región, creen que se ven como tolimenses orgullosos bebiendo aguardiente taparoja y hablándole a la prensa del potencial natural de nuestra tierra. Aunque todos sabemos que el único dinero que el Tolima le ve a éstos políticos de rapiña es el que gastan cada cuatro años en sus campañas y el que dejan al alquilar sus sedes políticas.

En su única y feliz oportunidad de hacer una renovación política, el Tolima va a tener pocos candidatos reales al senado y algunos como Guillermo Santos, ya comienzan cojos sus campañas pues recordemos que lo único destacado en su pobre desempeño en el congreso es la acusación de plagio (mezcla de robo a la propiedad intelectual y fraude) que le hicieron por un proyecto de ley dizque para frenar la corrupción.

Ante todos estos buitres del Tolima solamente nos queda la esperanza de que algo nuevo surja en la Cámara de Representantes cuya tragedia seguramente será motivo de otra diatriba.

Darío Ortiz