jueves, 15 de abril de 2010

La primavera verde

No tienen falsos positivos, ni oscuros operativos militares que adjudicarles, ni estaban ayer defendiendo el Caguán y hoy negando toda vía diferente a la armada para resolver los conflictos. No pertenecen a un partido que eligió presidentes con dinero del narcotráfico o con el de los paramilitares. No les están haciendo campaña con el poder del presidente, ni representan ocho años de corrupción, asesinatos selectivos, espionaje, e informes económicos y sondeos de opinión amañados. No son de esa izquierda disfrazada de centro derecha que no se atreve a proponer una verdadera izquierda progresista, ni han sido perdonados o indultados por las decisiones de su pasado. Nadie puede decir que están siendo financiados con capital extranjero.

No son políticos de profesión y eso está claro pues de haberlo sido seguramente Sergio Fajardo no hubiera cometido tantos errores en las pasadas elecciones y el partido verde hubiera hecho muchas cosas diferentes a las pocas que hicieron para ayudar a elegir a su gente al congreso. No le deben su popularidad a un conglomerado económico al que tengan que pagarle favores en metálico durante el próximo gobierno. No se consideran Mesías, ni imprescindibles, y han sabido en el pasado aceptar sus errores.

Poco a poco, por la simple comparación que acabo de mencionar de las cosas que no son, han comenzado a convencer a una buena parte del país para que los considere una opción de poder. Un país que sabe que ellos han sido profesionales destacados, matemáticos y profesores que en la oportunidad que les dieron tuvieron cierto éxito como administradores de las grandes capitales colombianas. Agudos cobradores de impuestos y ahorradores del gasto que evidentemente se han inventado una forma más imaginativa de hacer política.

Antanas Mokus y su formula Sergio Fajardo con sus padrinos Lucho Garzón y Enrique Peñaloza aunque fueron contradictores políticos entendieron que la única salida que le queda a ésta violenta nación es la reconciliación y el control de los orgullos y los egos personales por el beneficio de todos.

Pero no están exentos de defectos y de críticas. Las frases que acompañaron el comunicado de prensa que selló la unión parece más un coctel de licores de un bar bogotano que un programa de gobierno, al igual que la mayoría de los planteamientos sobre los temas candentes del país. Ni siquiera tienen una postura clara y vertical sobre el necesario tema medioambiental que se supondría que estaría con el kit completo del partido verde. El discurso sobre la decencia es una muy débil variación de la renovación moral a la que llamaba Gaitán y como si todo eso fuera poco sus competidores políticos ya comenzaron a circular correos haciendo una suma agreste de todos los errores de las cuatro alcaldías sumadas: exceso de neoliberalismo, Don Berna, los Nule, las lozas y el monopolio del trasmilenio, Doña Juana, el negocito del chance y los negocios de los servicios públicos.

Evidentemente puede que hayan metido la pata pero no han cometido sus errores a punta de plomo. Antanas tiene Parkinson como los otros tienen lo que las gallinas ponen, pero esto no le impide pensar, ni su pasado le impide dormir. Por eso, por todo eso, puede que después de éste largo verano venga una Primavera Verde.

Publicado en el periódico El Nuevo Día, miércoles 14 de abril.