domingo, 22 de febrero de 2009

Sionismo y violencia

El 14 de mayo de 1948 se declaró la independencia del estado de Israel bajo el beneplácito de la recién fundada ONU dando comienzo a una guerra que aún no termina. Era el triunfo del Sionismo nacionalista fundado en la década de 1880 por el judío alemán Theodor Herlz sobre la diáspora comenzada en el año 70 dc.

Desde entonces con la teoría de la legítima defensa y la muy discutible de los ataques preventivos, arguyendo la vieja promesa de una tierra prometida, poniendo al mundo por testigo del terrible holocausto nazi y victimizandose ante el terrorismo islámico; los israelitas se creen con derechos suficientes para decidir sobre la vida del pueblo Palestino: millones de personas inocentes propietarios legales de una tierra cuyos ancestros la habitan hace más de mil de años.

El estado de Israel reclama como suya a Palestina aunque sea claro que en los treinta y dos siglos que han transcurrido desde la toma de Jericó los judíos han tenido dominio sobre esa tierra tan sólo durante seis: los cuatrocientos años que trascurrieron antes de la invasión Asiria, el centenar de años previos a la destrucción de Jerusalén por los romanos que motivo la Diáspora o éxodo judío y los sesenta actuales. Teniendo en cuenta además que en 1920, tras treinta años de migración a Palestina, los judíos no eran ni el 10% de la población y en 1940 no eran propietarios sino del 6% del territorio, esa afirmación no sólo es temeraria sino errada al justificar el expolio más grande perpetrado en la historia moderna.

Pero todo aquel que opine contra las políticas del estado de Israel es acusado de anti semita o neo nazi auspiciado por el poder que tienen los más de seis millones de judíos en Estado Unidos y la eficiente propaganda del movimiento sionista.

Sin embargo desde un famoso libro del rabino de origen Hungaro Yoel Teitelbaum de hace seis décadas al más reciente “Contra el Estado de Israel” del profesor judío Yakov Rabkin muchos textos judíos actuales creen que el sionismo es el origen de la mayoría de los problemas judíos en el siglo XX y una fuente permanente de derramamiento de sangre. Incluso antes de la Shoá o masacre de judíos en la segunda guerra mundial escribían los rabinos acerca de los peligros del movimiento sionista que creía en las futuras bondades que llevaría el creciente antisemitismo de Europa cuyos líderes sabían que un recrudecimiento del problema judío favorecería la creación del Estado de Israel. Inclusive quien fuera el primer ministro Israelí durante una década David Ben Gurión llegó a afirmar que “entre salvar a todos los niños judíos enviándolos a Inglaterra o salvar la mitad enviándolos a Palestina, el preferiría salvar la mitad”.

Basados en las enseñanzas de la Torá y la tradición judía dónde se habla de adoptar posiciones de amor con los contradictores, se hace énfasis en el respeto a la vida humana y al principio de ser la silenciosa “luz para las naciones” muchos rabinos y con ellos grandes porciones del judaísmo, se oponen activamente al sionismo y a la creación y mantenimiento de un estado judío por la fuerza de las armas y la violencia. Amplios sectores de los judíos jaredís ultra ortodoxos y los miembros del judaísmo reformista fieles al programa adoptado en 1885, junto al activo partido político israelí Shas y un número cada vez más creciente de intelectuales judíos laicos entre ellos varios ex ministros y eminentes políticos israelitas se encuentran entre dichos opositores.

Al ver la complacencia de occidente con los crímenes del gobierno israelí, sus amenazas nucleares, los asesinatos selectivos y los bombardeos indiscriminados que sólo en las últimas semanas dejaron más de quinientos niños muertos, tengo la esperanza que únicamente esa toma de consciencia y revisión del verdadero sentido del judaísmo salve a Palestina antes de que se cumplan las palabras del Levítico 18-28 y que la tierra los vomite “cuando la hayan contaminado, como vomitó a la nación que ocupaba antes que ustedes”.
Periodico el nuevo día 27 enero 2009

No hay comentarios: