viernes, 6 de mayo de 2011

No hay que dejar destruir La Independencia

En medio de ese poder absoluto y tiránico que la administración distrital ejerce sobre nuestro espacio público probablemente es un poco tarde para esa discusión sobre el Parque de la Independencia, teniendo en cuenta que las obras parece que ya fueron contratadas lo que no haría fácil su suspensión.
Sin embargo da lugar a varias reflexiones sobre las nuevas adecuaciones del espacio público que se están realizando a todo lo largo y ancho del país y que en la mayoría de los casos consisten en el remplazo de estructuras, árboles y vegetación existentes por largas explanadas de concreto.
Los Parques centenarios, plazas de Bolívar y demás parques que se construyeron en su mayoría durante las primeras dos décadas del siglo veinte tenían como fin embellecer las ciudades dando un sitio de descanso y recogimiento para sus ciudadanos. Para lograr ese objetivo en los parques centenarios se escogían zonas de arborización privilegiada, cerca de ríos o acequias en los que se organizaban recorridos y zonas de descanso, y se les construían atractivos y floridos terraplenes u otras construcciones que permitieran tener eventos como retretas o pequeños actos públicos. Las plazas centrales y demás parques, limpios de árboles durante el periodo colonial, se dividían entre rutas peatonales, fuentes y zonas verdes que se arborizaban y llenaban de flores. Estos parques fueron promovidos y protegidos por muchos años por las juntas de mejoras y ornato y financiados por las municipalidades que tenían equipos de jardineros expertos que mantenían flores y prados en buen estado.
Ese modelo colombiano llamado afrancesado por nuestros historiadores de arquitectura fue mucho más que eso ya que desde mediados del siglo XIX surgió con fuerza en Estados Unidos y media Europa. El Central Park de Nueva York es una pequeña muestra de lo que en sus orígenes fueron nuestros parques centenarios.
Desde mediados de los años 50 el crecimiento de nuestras ciudades sacrificó la extensión de muchos de ellos como el parque de la Independencia en Bogotá y nuevas fiebres de concreto han “limpiado” por no decir arrasado las plazas colombianas de árboles y zonas verdes.
Ese imperdonable crimen ecológico, curiosamente inspirado en las nuevas plazas francesas como La Defense, consiste en inmensas explanadas de concreto despedidoras y agresivas diseñadas para que los habitantes pasen por allí rápidamente ya que se les ha quitado toda opción de descanso y sombrío. Dicho crimen se ha agravado en la medida que irrespeta la historia de las ciudades, la memoria de quienes estuvieron antes que nosotros y lo que es peor, la memoria urbana, fuente principal de la historia de la habitación humana.
Memoria frágil que en el caso que nos ocupa centra la discusión en si debieron o no respetar el proyecto de Rogelio Salmona, sin comprender ni evaluar los destrozos que le hiciera en 1949 la administración Mazuera, durante la primera fiebre moderna, cercenando sus dimensiones originales y destruyendo la mayoría de las edificaciones que tenía, así como los monumentos y las esculturas, dejando el Quiosco de la luz como triste testigo mudo de la barbarie.
Paradójicamente ese Quiosco de la Luz fue donado por los hermanos Samper ( cementos Samper) para demostrarle al país durante la I Exposición Agrícola e Industrial de 1907 que era absolutamente confiable y segura la construcción en concreto.
Les dejo unas fotos del recién inaugurado parque del Centenario ( parque de la independencia) en 1910 donde se ve el Quiosco de la luz delante del pabellón de Bellas Artes y la fuente de Francisco Antonio Cano inaugurada algunos años después en donde se aprecia que muchos de los árboles que van a tumbar en los próximos meses ya entonces hacían parte del paisaje bogotano.
¿Será que los ultra contemporáneos artistas y arquitectos neoyorquinos, o sus mega contratistas propondrían alguna vez hacer de Central Park una explanada de Cemento? ¿ O los aventajados parisinos talarían el bosque de Bologna en nombre del progreso?


No hay comentarios: