viernes, 27 de mayo de 2011

De la red a la acción

Un movimiento que nació el 7 de marzo en la red con una página llamada “Democracia real ya” ha terminado conmoviendo los cimientos de toda España al conseguir multitudinarias manifestaciones pacíficas en las principales ciudades ibéricas.
Las protestas en la red tomaron fuerza contra la ley Sinde, una ley que incluye una protección especial de derechos de autor en el internet que le da herramientas al ejecutivo para hacer una cómoda censura en la red y que Wikileaks mostró que era creada bajo presión norteamericana. Los españoles preocupados por no poder bajar música, videos y pornografía gratuita, se acordaron de paso que están desempleados en medio de un país corrupto cuyas leyes enriquecen la banca y empobrecen a los usuarios entre otros muchos malestares que han tomado fuerza con el pasar de las semanas.
Algunos diarios españoles, con su tufillo de metrópoli, alaban la novedad del movimiento español al pasar de la red a la calle de esa manera, olvidando, desconociendo, o queriendo desconocer la historia de las iniciativas árabes que tienen al borde del colapso a diferentes mandatarios de oriente medio, o a la nuestra: la famosa marcha del cuatro de febrero que en pocos días logró organizar la mayor manifestación popular contra la violencia en la historia colombiana.
Pero si algo han aprendido de las demás experiencias los españoles y los pequeños grupos políticos que aprovechan la coyuntura es que la movilización, que en sí misma es un logro, no es sino el primer paso. Y que de quedarse en eso sería otra de las muchas movilizaciones propagandísticas sin sentido. Revoluciones de mentirillas y auto complacientes que sólo sirven para tener tranquila la conciencia y sentir que se hizo algo, como ha sucedido muchas veces en las movilizaciones colombianas incluída la del 4 de febrero. Las congregaciones humanas no acaban con la corrupción, ni con la guerra o el terrorismo, ni como quieren los españoles multiplican la democracia o hacen aparecer milagrosamente el empleo. Pero a diferencia de otras movilizaciones en ésta hay pequeñas claves que demuestran que se avanzó un paso más como es el caso de la recogida de firmas (150.000 en 36 horas) por la web “Actuable” contra la decisión de la Junta Electoral Central de prohibir las concentraciones ciudadanas.
Esas pequeñas acciones que aprovechan el fervor ciudadano son las que pueden producir cambios reales ya que diferentes constituciones, incluída la colombiana, invitan a esas iniciativas populares para revocar decisiones y mandatos o proponer leyes. Normas que fueron redactadas antes de la red o sea, antes de pensar siquiera que en poco tiempo se podrían conseguir las miles de firmas necesarias.
Pero por justas que sean estas manifestaciones el gobierno lo eligen los que salen a votar. Los que votaron el domingo en España o los que inscribieron sus cédulas hace pocos días en Colombia y que elegirán en las próximas elecciones sin importar ni la calidad, ni las ideas, ni la honestidad de los candidatos. El poder democrático para bien o para mal es de los que participan electoralmente. Así que esas manifestaciones multitudinarias son el ronroneo de un gigante que, afortunadamente para los gobiernos de turno, aún está dormido.
Darío Ortiz

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