El día 13 de marzo en las páginas de éste diario nos contaron de las anomalías en las estructuras del panóptico, otro capítulo del novelón interminable en que se ha convertido la historia de esa obra. Un sainete absurdo que entre humor y lágrimas ha pasado de sueño a pesadilla para los ibaguereños.
El Panóptico es una papa caliente, un elefante blanco, otra avenida fantasma, en fin, es algo indescifrable al que nos indican que le van a agregar varias centenas de millones más que se sumarán a los 1600 que tienen guardados y que sabemos que no alcanzarán para terminarlo.
En dicho artículo nos cuentan de daños producidos por la maleza y el óxido así como la mala calidad de la madera. Nos dicen también que, no se cumplieron con las expectativas contractuales ni las del diseño propuesto. Pero hay muchas cosas más que el artículo no dice y que no sé si estén contenidas en el informe, pero que no se necesita ser científico de la Nasa para darse cuenta.
La obra se construyó de espaldas a la calle diez, una calle de singular importancia y con inmuebles de conservación histórica, logrando que, cuando finalmente podamos sortear el obstáculo de ese muro infame, nos encontremos con una vista interrumpida por muchos estorbos y sucios espejos de agua que nos lleva al Panóptico y otra, de camino despejado y libre que nos muestra los barrios marginales auto-construidos sobre los predios invadidos atrás del Panóptico. Absurdos que van a ser importantes para mostrar turísticamente nuestra ciudad como lo que realmente ha sido siempre: un lugar a espaldas del país y de la historia, una cárcel que los hampones con ayuda de gobiernos anteriores han vuelto un paraíso en ruinas y un lugar pobre donde a nuestros dirigentes nunca les han importado las viviendas de la gente.
Pero hay más…
Al interior del edificio no hay suficientes instalaciones eléctricas lo que obligará a gastarse una platica larga rompiendo muros y abriendo huecos para poderla empotrar. Y como si eso fuera poco no fue acondicionado antisísmicamente. Creo que todos recordamos lo que los terremotos hicieron en Haití a los edificios viejos como para tener que explicar éste punto fundamental. No me quiero ni imaginar un terremoto con ese edificio lleno de niños.
Pero lo que no saben ni los del informe es que le van meter adentro. Hablan de la autosostenibilidad cuando no hay una sola idea seria sobre su función futura. Se han gastado una millonada y se piensan gastar otra antes de tener una idea concreta sobre el contenido del edificio. Cuando la tengan, si es que algún día la tienen, van a tener que gastarse otro pedazote del presupuesto deshaciendo obras, metiendo cableado, cambiando de sitio muros o construyendo cosas para que se adapte al programa definitivo.
Así que invoco al menos común de los sentidos para que antes que se gasten un peso más, antes que pongan otro ladrillo, decidan para que va a servir el edificio y puedan de esa manera terminar ese engendro por dónde debió comenzar: por su definición de contenidos.
El Nuevo Día.